Si algo hemos conseguido en autobuses, al margen de un buen convenio, es que la plantilla ha recobrado la fe en si misma, hemos comprobado que cuando la Dirección se cierra en banda y se niega a mejorar nuestras condiciones laborales sólo hay una manera de “hacerle entrar en razón” : la unidad de la plantilla y la movilización.
La mayoría de los compañeros y compañeras que acudimos a la asamblea del 18 de octubre, tanto los que votaron si al convenio como los que votaron no, participamos también en la huelga y eso fue lo que nos unió y nos dio fuerzas para darle la vuelta a la tortilla.